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Fernando Colunga






























Lecturas catolicas




De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses 1, 4-6. 8-11

Hermanos,siempre que pido por ustedes, lo hago con gran alegría, porque han colaborado conmigo en la causa del evangelio desde el primer día hasta ahora.Estoy convencido de aquel que comenzó en ustedes esta obra la irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de cristo Jesús.

Dios es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el amor entrañable con que los ama cristo Jesús,Y ésta en mi oración por ustedes:que su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y sensibilidad espiritual.Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios e irreprochables al día de la venida de Cristo,llenos de los frutos de la justicia,que no viene de cristo Jesús para gloria y alabanza de Dios.


Del libro del profeta Miqueas 5, 1-4

Esto dice el señor:"de ti,Belén de Efrata,pequeña entre las aldeas de Judá,de ti saldrá el jefe de Israel,cuyos orígenes se remotan a tiempos pasados, a los días más antiguos.

Por eso, el señor abandonará a Israel, mientras no dé la luz la que ha de dar a luz, entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del señor,su Dios.Ellos habitarán tranquilos,por que la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz".


De la carta a los hebreos 10, 5-10

Hermanos:Al entrar al mundo Cristo dijo,conforme al salmo:No quisiste víctimas ni ofrendas;en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije-porque a mí se refiere la Escritura-:"Aquí estoy,Dios mío,vengo para hacer tu voluntad".

Comienza por decir: "No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos no los sacrificios por el pecado"-siendo así que eso es lo que pedía la ley-;y luego añade:"Aquí estoy,Dios mío;vengo para hacer tu voluntad".

Cuando esto,Cristo suprime los antiguos sacrificios,para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.


Del libro del Eclesiástico (Sirácide) 3, 3-7. 14-17

El señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre ellos. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros el que respeta a su madre.

Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al señor, es consuelo de su madre.

Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque se debilite su razón, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados.


Del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-35

La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía.

Con grandes muestras de poder, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del señor Jesús y todos gozaban de gran estimación entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían terrenos o casas , los vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles, y luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.


De la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-6

Queridos hijos: Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios; todo el que ama a su padre, ama también a los hijos de éste. Conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, pues el amor de Dios consiste en que cumplamos sus preceptos. Y sus mandamientos no son pasados, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo .Y nuestra fe es la que nos ha dado la victoria sobre el mundo, porque, ¿quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de-Dios.

Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; él vino no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.