Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente;
pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?
Cuando dice uno «Yo soy de Pablo», y otro «Yo soy de Apolo», ¿no procedéis al modo humano?
¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el Señor le dio.
Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento.
De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo,
ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios.