Mi mujer es tan gorda tan gorda,
que cuando se pone el vestido de flores
los vecinos creen que la primavera se ha adelantado.
Juan tenía una mujer tan fea tan
fea pero tan fea, que la llevaba con él
al trabajo para no darle un beso al despedirse.
¿Cuántos idiotas hacen falta para hundir un submarino?
- Dos, uno para llamar a la puerta y otro para abrirla.
Era tan feo tan feo, que cuando nació
lo pusieron en una incubadora de cristales opacos.
Era tan feo tan feo, que cuando nació
la madre en vez de darle el pecho le dió la espalda.
Dos amigos están pescando tranquilamente tomando unas cervecitas.
Casi imperceptiblemente, para no asustar a los peces, dice Juan:
- Me voy a divorciar de mi mujer; lleva más de dos meses sin hablar conmigo.
Carlos, sigue bebiendo su cervecita y serenamente dice:
- Piénsatelo bien Juan..., mujeres así son difíciles de encontrar.
En el colegio, la profesora preguntando:
- ¿Gonzalo, cómo clasificarías a la letra U?
- Como una vocal, señorita.
- Muy bien, ¿y tú Jaimito, cómo clasificarías a la letra K?
- Como una consonante irrepetible, señorita.
Un paciente va a visitar a su médico que lo había llamado con urgencia.
—¡Doctor! ¿Por qué tanto apuro? ¡Me sacó de una reunión importante!
—Perdone, pero tengo que decirle algo.
—Entonces, dígamelo rápido porque tengo poco tiempo.
—Ah, ¿ya se lo dijeron?
- Abuelita, abuelita, cierra los ojos.
- ¿Y por qué quieres que cierre los ojos, Pablito?
- Porque papá ha dicho que, cuando tu cierres los ojos, seremos millonarios.