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Salmo 37: 3 - 6, 27 - 28, 39 - 40

Ten confianza en Yahveh y obra el bien, vive en la tierra y crece en paz,
ten tus delicias en Yahveh, y te dará lo que pida tu corazón.
Pon tu suerte en Yahveh, confía en él, que él obrará;
hará brillar como la luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodía.
Apártate del mal y obra el bien, tendrás para siempre una morada;
porque Yahveh ama lo que es justo y no abandona a sus amigos. Los malvados serán por siempre exterminados, la estirpe de los impíos cercenada;
La salvación de los justos viene de Yahveh, él su refugio en tiempo de angustia;
Yahveh los ayuda y los libera, de los impíos él los libra, los salva porque a él se acogen.

I Corintios 4: 1 - 5

Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles.
Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo!
Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda.

Lucas 5: 1 - 11

Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios,
cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.»
Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.»
Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.
Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»
Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.
Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.»
Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

Salmo 24: 1 - 6

Salmo. De David. De Yahveh es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan;
que él lo fundó sobre los mares, él lo asentó sobre los ríos.
¿Quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?
El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura.
El logrará la bendición de Yahveh, la justicia del Dios de su salvación.
Tal es la raza de los que le buscan, los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob.