No debes plantearte ni por
 un minuto decir que sí o 
implicarte 
económicamente 
en un negocio que realmente
 no es nada claro, aunque lo 
 parezca y te presionen.
 Da todas las largas que puedas,
 porque no pasará
 mucho tiempo
 para que se descubra de qué 
va la cosa realmente, y en ese
 momento vas a respirar hondo.
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